ADAPTACIÓN DEL CUENTO
DEL HOMBRE DE LA PIEL DE OSO
EL DUENDE
DEL PELO VERDE
PREMISAS
A
la hora de adaptar este cuento literario quisiera partir de las siguientes
premisas:
En
primer lugar, me gustaría mantener la magia y la emoción, tal y como se indica
en las instrucciones de esta segunda actividad de la guía docente. He hecho un
cambio en relación a uno de los personajes protagonista y, en lugar del diablo,
he decidido poner un duende. La trama de la historia es la misma: el pacto que
el duende hace con el niño, pero las condiciones y el premio son diferentes. He
intentado repetir adjetivos que sean conocidos para los niños como “triste”,
“pobre” y utilizar verbos como “jugar”, “mentir”, insistiendo en la
familiaridad y en la cercanía con los más pequeños.
En
segundo lugar, quisiera tener presente que la literatura en la etapa de la
Educación Infantil es precursora de un lenguaje que resulta desconocido –a
priori- por los niños pero que, con el paso del tiempo, va cobrando sentido. Al
hilo de esta premisa me gustaría traer a colación, una impresión que tuve
cuando llegué a la primera clase del Practicum
I de este semestre. En mi primer día, en el aula de niños/as de 3-4 años, la
profesora explicó los BITS (fichas didácticas que incluyen alguna temática
específica como el arte, la música, los números; se trata de los “bits de
inteligencia”, un método creado por Glenn Doman, un médico americano y que
consiste en utilizar imágenes a modo de pictogramas que se van presentando a
los niños mientras el maestro/a les dice cuál es el nombre que corresponde a
cada una de las imágenes…). Era la primera vez que veía cómo se trabajaban en
el aula; ese día tocaba el tema de Egipto. Los niños repetían las frases que la
profesora les iba indicando como: “las tumbas de los faraones se encuentran en
las pirámides… o “el templo de Abu Simbel fue trasladado debido a la
construcción de la presa de Asuán”. La verdad es que me impactó escuchar estas
frases y lo primero que pensé es que los niños no estaban entendiendo nada. Sin
embargo, la maestra me explicó que llevaba varios años pasando estas fichas y
que los niños se acordaban de la temática incluso años después y que los
propios padres se sorprendían de los argumentos que traían los niños cuando
llegaban a casa. Este hecho me hizo reflexionar sobre la importancia de mostrar
a los niños imágenes y presentarle vocabulario nuevo que con el paso del tiempo
podrá formar parte de su bagaje lingüístico y cultural. Si esta reflexión la
llevamos al terreno de la literatura infantil, creo que es importante que en
las adaptaciones de los cuentos infantiles, los niños/as se vayan
familiarizando con algunas palabras nuevas y sugerentes. Un ejemplo de ello puede ser la inclusión de términos
sinónimos como joven-chico, hogar-casa, pacto-acuerdo, reto-cosa difícil de
hacer…
También
es importante incluir situaciones que llamen la atención de los más pequeños.
Por ejemplo, que el protagonista de la historia sea pobre o que no pueda jugar debido
a la promesa realizada son situaciones sorprendentes que harán que los niños/as
retengan con más facilidad las vicisitudes que vaya viviendo el joven o la
joven que protagoniza el cuento.
ADAPTACIÓN
Edad: 4-6 años
Hace
mucho tiempo, vivía un joven en una casa muy pobre. Tenía dos hermanos y el
joven era el más pequeño de los tres. Se llamaba Arturo. Como era una familia
muy muy pobre, Arturo se tuvo que hacer criado y se fue a servir a la corte de
un rey. Cuando estaba sirviendo al rey, hizo muchos amigos y muchas amigas y
estaba muy contento porque podía comer todo lo que le gustaba. Pero un día el rey
se murió y como no tenía hijos se acabó su trabajo en la corte.
Arturo
tuvo que volver a su casa, para estar con su familia pero cuando volvió a su hogar,
sus hermanos le contaron una noticia muy triste: sus padres habían muerto. Muy triste
por la noticia que le habían dado sus hermanos decidió salir a buscar trabajo
y, sobre todo, quería encontrar a una maestra que le pudiese enseñar a leer y a
escribir. Cuando estaba paseando cerca de la casa donde vivían sus hermanos, se
encontró a un niño que tenía el pelo verde y la nariz muy grande; este niño se
paró para hablar con Arturo y le empezó a preguntar cómo se llamaba, a qué
escuela iba y cuántos años tenía. Arturo le contó todo lo que le había pasado y
cuando estaba hablando con el niño, se dio cuenta que le crecían los dedos de
las manos. Arturo se asustó mucho y estaba dispuesto a echar a correr, cuando
ese niño misterioso le dijo:
-
Tranquilo, Arturo, no
te asustes; me llamo Tristán y soy un duende. Hace unos años vivía con mi mamá
y con mi hermana, pero ellas se fueron y me dejaron solo. Mi madre era bruja y
me enseñó algunos poderes. Uno de ellos es hacer crecer los dedos de las manos
y de los pies; también puedo conseguir hacer crecer la nariz de los niños y de
las niñas que mienten.
Arturo
seguía teniendo miedo y quería escapar de allí, pero el duende Tristán que se
dio cuenta del miedo que tenía Arturo, le volvió a hablar:
-
Arturo, como tengo
muchos poderes y tú no tienes amigos ni tampoco vas a la escuela, te propongo
que hagamos un pacto: Yo te daré todo lo que necesitas, te enseñaré a leer y a
escribir, te presentaré a muchos amigos y amigas y tendrás muchos regalos, si
me obedeces.
-
Arturo le preguntó:
¿Qué es un pacto?
-
Tristán le explicó: Un
pacto es llegar a un acuerdo, es decir, que yo te pueda dar algo y tú lo puedas
recibir pero que antes hagas lo que yo te diga.
Arturo
asintió con la cabeza pues, aunque no entendía a qué se refería exactamente, el
duende le empezaba a parecer simpático. Tristán le explicó que para conseguir
todo lo que le había dicho tenía que estar callado durante dos años y que no
podía hablar con ninguna persona, ni tampoco sonreír a nadie. Tampoco podría jugar
ni comprar ningún juguete. Lo único que podía hacer era comprar comida y ropa y
para ello debería señalar lo que quería con los dedos o cogerla con las manos
en las tiendas. Tristán le explicó también que él mismo le daría el dinero para
que pudiese vivir durante esos dos años pero, en el momento en el que dijese
una palabra perdería el pacto y se quedaría sólo para siempre y nunca podría
aprender a leer y a escribir.
Arturo
se quedó muy contento con este pacto pero como le gustaba mucho hablar, tenía
miedo a que se le escapase alguna palabra y que nunca más pudiese aprender a
leer y a escribir. Pero Arturo era un niño muy valiente y aceptó el reto.
Tristán le dio una bolsa pequeña; en la bolsa había una cartera azul en la que
se encontraba todo el dinero que necesitaba para ese viaje de dos años. Arturo
se fue contento pensando en todo lo que conseguiría si ganaba el juego.
Arturo
empezó a caminar por varias ciudades, pueblos, intentando no ir a ningún lugar
donde se pudiese encontrar a sus tíos o a sus abuelos pues como no podía hablar
con ellos, no quería que su familia se pusiese triste al pensar que se había
quedado mudo. Durante el viaje le pasaron muchas cosas pues una vez se asustó
mucho y casi empieza a gritar pero se acordó del pacto que había hecho con
Tristán y consiguió quedarse callado. Otro día, se encontró a un niño de tres
años que estaba solo, perdido en un bosque; el niño le pidió ayuda para
encontrar a sus padres; Arturo se puso triste pues no podía hablar con él y
decidió cogerle de la mano y llevarle al bar más cercano y dejarle allí para
que le pudiesen ayudar.
Pasó
el tiempo y Arturo estaba muy aburrido porque quería jugar con más niños,
hablar con ellos, reírse, comprar los juguetes nuevos que iba viendo en los
escaparates de las tiendas, pero se acordaba de las palabras del duende y de
todo lo que conseguiría si aguantaba un poco más. Arturo estaba muy cansado de estar solo.
Pero
pasaron los dos años y llegó el gran día: Arturo tenía que volver al mismo
sitio donde había encontrado al duende por primera vez. Llegó al lugar donde
habían quedado pero Tristán no llegaba. Arturo empezó a pensar que el duende le
había mentido y que nunca llegaría hasta allí. Pero, finalmente, el duende
apareció y le dijo:
-
Arturo, quiero
felicitarte. Has hecho muy bien tu trabajo y has cumplido el pacto que hicimos
hace dos años. Como no has hablado con nadie, ni tampoco has sonreído ni
tampoco has comprado ningún juguete, te voy a regalar esta mochila mágica que
deberás llevar siempre contigo. Esta mochila te servirá para llevar tu
merienda, tus libros, tus juguetes y todo lo que quieras porque es una mochila
con poderes y se puede hacer grande y pequeña siempre que tú lo desees. Además te
daré también este monedero que tendrá todas las monedas que tú quieras, siempre
que te apetezca comprar algo. Te daré estos poderes pero con una última
condición: que nunca mientas a tus hermanos, ni a tus maestros ni a tus amigos
pues así podrás siempre ayudarles cuando ellos lo necesiten y si no mientes no
te crecerá la nariz y podrás hacer feliz a todas las personas que quieres.
Arturo
escuchó las palabras del duende y se quedó muy contento por todo lo que le
ofrecía y por darle los poderes mágicos de la mochila y de la cartera. Le
prometió que nunca mentiría y que utilizaría sus poderes mágicos para ayudar a
los demás.
FUENTES
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/abaco-portlet/content/fafc6550-71c2-4053-a688-7686a74f598e
(fecha de consulta: 17/04/2015)
Utanda
Higueras, Mª C.; Cerrillo Torremocha, P.C.; García Padrino, J. (Coords.)
(2005): Literatura infantil y Educación
Literaria. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.